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LA PRUEBA

Foto del escritor: Patricia Restrepo VelezPatricia Restrepo Velez

Actualizado: 2 mar 2020


En ese momento de mi vida ya había logrado un reconocimiento en el medio y bastante experiencia laboral pero ahora tenía una hija, estaba sobre los 30 y mis rodillas empezaron a molestar, lo que por su puesto indicaba que debía disminuir la carga laboral; el corre corre de ir de un lado al otro y tratar de buscar una estabilidad laboral dentro de lo que hacía, ese era el mayor reto.

Fue entonces que pensando en mi estabilidad económica y laboral me retiré de la caja de compensación y regresé a la Institución de educación superior en la que había trabajado por tantos años por prestación de servicios pues ahora con nueva dirección ofrecían tiempo completo y era importante un horario fijo, estar en un solo lugar trabajando ya que tenía una hija pequeña que atender.

Esto no quería decir que la responsabilidad fuera menor por el contrario el trabajo era bastante al igual que el esfuerzo físico, por lo que en poco tiempo tuve una lesión de rodillas que requirió 3 cirugías, 4 años de terapia de rehabilitación y un cambio en todo el panorama.


Es en momentos así en donde replanteas toda tu vida, en donde no entiendes porque pasan las cosas y piensas que no valió la pena tanto esfuerzo, que ahora de que vas a vivir si tus piernas son tu fuente de trabajo por así decirlo y solo puedes pensar con tu emocionalidad muy afectada, lo que genera una gran frustración.

Pensaba en la prueba tan dura por la que estaba pasando y el porque de ella.


Los siguientes 10 años fueron de confusión, de temor, de inestabilidad emocional, laboral y económica, de gran frustración y consecuencia de todo eso el deterioro en la salud física y mental. Habían muchas cosas que resolver y todas de gran importancia.


Primeramente lograr caminar bien nuevamente para poderme mover y cumplir con mis obligaciones del día a día, calmar o aprender a manejar el dolor insoportable de las rodillas que estaba provocando bastantes estragos en mis piernas por los malos apoyos, las cargas mal distribuidas y el dolor.

Pasaba gran parte del tiempo en la EPS en citas de especialistas, en exámenes médicos y en rehabilitación.

Era una situación muy desgastante que con mis obligaciones de madre cabeza de familia tampoco daban mucha oportunidad para pensar en otra profesión o fuente de ingresos.

La presión social, económica y familiar de lo que debería o no hacer, fue generando inseguridad y mucho temor.

Tuve varios episodios depresivos que generaron otros malestares físicos que dejaron algunas secuelas y cada vez mas inseguridad de no poder hacer esto o aquello por las restricciones medicas que tenía y por su puesto por el dolor en las piernas.

Traté de buscar otras fuentes de ingreso y buscar otras opciones laborales pero era claro que en ese momento la prioridad era lograr completa movilidad, caminar bien y disminuir el dolor.


Nunca pude estabilizarme en algo mas y era bastante complicado por la edad, por no tener capital para ello, por falta de apoyo y por los miles de temores que tenía. No es para nada fácil que para lo que te preparas toda tu vida, física y académica mente que además es lo que sueñas, es tu pasión, que lo has luchado y te ha liberado de muchas carencias con las que has crecido (emocionales y económicas), se vaya a la borda en el momento en el que crees que estas logrando por fin lo que mereces y debas renunciar a todo eso.


Es muy fácil señalar y juzgar cuando no se conoce la historia ni el proceso de vida del otro, cuando no se entiende el alma del artista que es libre, soñador, creativo y muy sensible. Cuando puede mostrarse muy espontaneo y relajado llevando en su interior una carga pesada o gran dificultad. Yo crecí en una época en donde el artista era el gran pintor o arquitecto de grandes obras y en el caso de la Danza las bailarinas de ballet pero lo demás era señalado como bohemio, hippie e irresponsable.


Finalmente lo que sucedió entre mi confusión emocional, con la tramitología de la eps (citas, ordenes, especialistas y terapias) y la molestia de la empresa por llevar tanto tiempo incapacitada sin resolverse mi situación de salud y laboral, fue la orden a nivel legal de una re ubicación laboral y restricciones médicas laborales.

Esto tampoco fue de mucho agrado para la empresa y menos para mí pese a lo que me dijeran con respecto a la estabilidad laboral, al tener una entrada segura...blablabla.

Nunca estuvo esto en mis planes y me enfrentaba a una situación inesperada, inconforme y llena de temor.

Porque para hablar con claridad lamentablemente a las empresas no les gusta asumir costos de incapacidades largas ni re ubicar a empleados con los que ya no quieren trabajar por que no pueden cumplir con las labores por las que fueron contratados inicialmente; por tanto no me veían con buenos ojos y se percibía un ambiente de trabajo bastante desagradable que tenía que soportar.


Entender la Prueba es muy difícil en el momento del caos emocional, sólo el tiempo, la vida y la forma en que superas las caídas te muestran la prueba y ese el el valor del aprendizaje.



 
 
 

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