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La Pandemia (Covid 19)

Foto del escritor: Patricia Restrepo VelezPatricia Restrepo Velez

Actualizado: 7 abr 2021

Recién iniciaba el año 2020, había trabajado todo el 2019 buscando mi estabilidad económica y había sembrado lo suficiente para empezar a dar clases este año.

Empezaba de cero después de todo mi proceso oncológico y por supuesto la edad no jugaba a mi favor en una cultura y sociedad en la que después de los 40 ya estás muy viejo para trabajar y mas aun si se trata de dar clases de baile o acondicionamiento físico.

Ahora abundan chicos talentosos y gomosos en ambos temas que competían por vivir de lo que les gusta y nos hacían a un lado a los veteranos por mas experiencia que tuviéramos.


Sin embargo había logrado llegar a un acuerdo en un centro holístico recomendado para dar clases de rehabilitación y en un centro cultural para dar clases de baile, por su puesto en ambos lugares había que montar el programa y conseguir la gente; sabía que no iba a ser fácil pero con toda la disposición para trabajar duro por ello, incluso seguía ejercitándome hacia ese fin, debía recuperar fuerza, resistencia, destreza y hasta apariencia para poder llamar la atención.


En Diciembre aunque la pasamos bien mi hija y yo no tuve dinero para un regalo de navidad o disfrutar como quisiera la navidad después de 3 años atrás tan duros.

Agradecía lo recuperada que estaba, sentirme sana, recuperar la alegría de mi hija y la ilusión de retomar mis clases para trabajar de manera independiente.

Pero pasó lo inesperado por todos, era el mes de marzo de 2020, acababa de resolver el tema de iniciar el año con los gastos que implica, el inicio del colegio de Emily y sin un peso.

Caminando mucho por falta de pasajes pero asumiéndolo como parte de mi entrenamiento físico y con toda la actitud.

Mi hija tuvo clases apenas un mes y medio en el colegio en tanto yo conformaba el grupo de baile, ensayaba y me preparaba para hacer una inauguración en el centro cultural y así hacer la oferta dancística.


De repente un virus que se había desatado en china a finales del año pasado y del que escuchábamos y veíamos que estaba muy lejos de aquí, en cuestión de semanas se regó por todo el mundo convirtiéndose en una pandemia que por su puesto llegó a Colombia para cambiar la vida, los proyectos de todos y arrebatando la vida de muchas personas en el mundo.


Algo increíble. atemorizante y caótico para muchos.

El presidente nos puso en cuarentena 4 meses, con restricciones para salir a abastecerse y muchos cuidados; a los estudiantes los puso a estudiar desde la virtualidad después de tener que hacer un plan de contingencia con la forma de vida conocida y adelantar las vacaciones para ellos mientras se organizaba el plan.

Los que no teníamos internet porque no lo podíamos pagar fue un reto muy grande pues a escasos dos años de graduarse mi hija era la única opción que había y ni modo de perjudicarla.


Se imaginarán yo sin trabajo comprar un computador y pagar un internet que se volvía fundamental en las necesidades básicas del hogar cuando no sabía como iba a pagar el arriendo y como nos íbamos a mantener.


Porque obviamente se me cayeron mis proyectos para dar clases y ni idea de que hacer por el momento.

Se cerraron locales, la mayoría de los negocios, hubo despidos, suspensión de contratos y se respiraba un olor a miedo e incertidumbre casi incomprensible.


Al inicio lo importante era resguardarnos y cuidarnos de no contagiarnos pero luego las necesidades y obligaciones económicas asfixiaban a todos los que no teníamos como mantenernos.

Aunque de alguna manera yo asumí la situación con calma y le encontraba sus ventajas, logré tener un crisis de ansiedad al ver la gente cómo desesperadamente llenaba sus carros de mercado y se agotaban los productos de aseo como si se fuera a acabar el mundo.

Yo no tenía mercado ni plata para abastecernos, había que comprar tapabocas alcohol y gel antibacterial para mantener en casa y usar al salir.


Pero a pesar de todo eso yo venía de enfrentar 3 años atrás muy difíciles, en donde me cambió la vida de un día a otro, me despedí del mundo y estuve a punto de morir; había aprendido mucho de ese proceso, a confiar, a no anticiparme a las cosas, a vivir el hoy, a encontrar el poder en mi interior, a mantener una conexión espiritual muy grande, a cuidarme y sobre todo a transformar lo negativo en positivo.


De alguna manera sentía que estaba preparada para afrontarlo, asimilaba cada día con cada reto vivido en mi proceso oncológico.

El día en que volvió mi pánico al no saber que hacer en esa noche soñé con mi madre (QED) y me mostraba una mesa llena de alimentos con una enorme sonrisa, comprendí que nada nos faltaría y estaríamos protegidas y así fue.


Con unos familiares resolví el tema del computador y el internet para el estudio de mi hija que por ahora era lo principal. Posteriormente aprovechando las bondades de la tecnología comencé a estudiar y a aprender todo lo que podía hacer desde allí.

A muchas personas las habían mandado a trabajar desde sus casas "el llamado teletrabajo" y yo empecé a pensar como podría aprovechar esa herramienta para mi beneficio.


Se me ocurrió entonces crear una pág. con los integrantes de mi grupo de baile, le di un nombre y empecé a construir una pág. de artistas con conocidos y exalumnos que se volvió otro proyecto mas para apostarle esperando resultados a largo plazo que me pudieran lucrar.

Trabajé mucho en ambas pág. y me comprometí mucho con ambos proyectos, especialmente con la pág. de rehabilitación oncológica porque sentía ese miedo, ansiedad e impotencia de la gente frente al tema y yo quería ayudar; usaba mi experiencia para recomendar mantener el equilibrio, reinventarse, agradecer, aprovechar el tiempo en casa y en familia, enseñe algunos ejercicios para que la gente hiciera en casa, ponía mensajes de reflexión y luz; ahora mas que nunca estar unidos, apoyarnos era importante y yo sentía ese llamado.


Y de repente mi pág. se lleno de seguidores que se sentían alentados con mis palabras, cogió fuerza y me sentí aún mas comprometida, le dedicaba mucho tiempo en pensar que escribir o recomendar que fuera para aportar positivamente y ayudar a sobrellevar lo que no podemos controlar, "a no resistirse".

Conocí algunas personas a través de la red, de otras partes del mundo y con la pág. de Ayelet también me reencontré con algunos amigos del pasado y todo se fue volviendo mas interesante, dejándome grandes enseñanzas.


En la "normalidad" nos habíamos perdido en el día a día, en las obligaciones, en la rutina, dejamos de soñar, de creer y de relacionarnos porque no había tiempo para eso y traté de dar ese mensaje a través de mis páginas.


Para mi fue poner en practica todo lo aprendido en mi proceso oncológico, ayudar, crecer y coger un rumbo definido con mis proyectos.


Y claro nada nos faltó, mágicamente llegaron ayudas, a veces si estuvimos sin mercado y tensionada pero se resolvía luego y todo el año fue de bendición para nuestras vidas; con mayor razón me sentía comprometida con mis pág. porque veía como cuando uno sirve de corazón las recompensan llegan de otras formas que no tienen que ser tu trabajo y que son difíciles de comprender para la mente humana.


Entonces cada que pasaba el tiempo a pesar de las circunstancias me sentía mas confiada y empoderada, estaba tranquila porque se volvió como un respiro estar en casa trabajando, compartiendo de nuevo con mi hija sin la preocupación de los pasajes y la lonchera para el colegio, de largas caminadas porque tocaba, de las inacabables citas medicas y de control.

Podía concentrarme en lo que quería hacer hace rato pero en el ir y venir y resolver cada día se dejaba para después; incluso en mi cansancio físico porque aun lidiando con las secuelas del tratamiento el cuerpo se agotaba mucho y algunas ocasiones me sentía muy aporreada, lo que me obligaba a descansar o dormir.


Emily le cogió el tiro muy pronto a la tecnología y lo supo aprovechar porque aprendió muchísimo se volvió de las mejores alumnas del salón, ayudaba a sus compañeros y siempre estaba haciendo sus deberes.

Fue increíble creo que aprendió mas en la virtualidad que en la presencialidad aunque al principio para todos acomodarnos fue difícil y estresante, con el tiempo se acostumbró y me gustó mas esta forma de estudiar pues no perdía tiempo en los desplazamientos, en mi preocupación de que no le pasara algo malo en el trayecto, en el corre corre de salir a tiempo, etc.


Y así se fué yendo todo el año, siempre esperábamos que en unos meses mas todo cambiaría con el covid pero por el contrario se infectaba mas y mas gente.

El gobierno dio algunas ayudas a gente vulnerable que por su puesto a muchos no nos tocaron y tampoco fueron suficientes para todos en un país tercermundista como el nuestro en donde no hay recursos ni respaldo para este tipo de catástrofes y en donde la corrupción es lo que se mueve en los que están en el poder.


Por mi parte con el firme deseo de ayudar siempre de alguna forma, sintiendo el dolor y la necesidad de la gente traté de ayudar como pude, regalando ropa, compartiendo el mercado cuando había, siendo luz en mis pág. invitando a la solidaridad y empatía que con el tiempo se hacía menos visible y develaba la triste realidad de indiferencia, egoísmo y apatía de la gente, aún de los conocidos, muchos de los que se mostraban de otra forma revelaron su verdad y aunque las decepciones fueron grandes también me pareció importante darnos cuenta de la realidad.


Finalizando el 2020 se empezaron a reactivar las cosas, el comercio y un intentar llevar una vida normal pero no porque estuviera desapareciendo el covid sino porque el tema era de crisis social, económica, de problemas intrafamiliares, de pobreza, etc.


Para Diciembre todos queríamos salir a respirar aire en la calle, frecuentar algunos sitios, amigos, familiares, disfrutar la navidad e intentar tapar el sol con un dedo pretendiendo que todo había pasado y así lo hicimos muchos pero en realidad para el año 2021 la crisis y enfermedad se puso cada vez peor.


Pero tengo que decir con el respeto que se merece quienes perdieron cercanos, estuvieron enfermos o la pasaron realmente mal que para mí fué un año importante: el tiempo que necesitaba para sacar adelante mis proyectos, terminar de recuperarme y poner en orden mis ideas; no queriendo decir con esto que no pasé dificultades, que estuve asustada, triste por lo que pasaba, decepcionada de muchas personas e inquieta en ocasiones al pensar si con lo que hacía llegaría algún lado y valdría la pena.







 
 
 

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